viernes, 14 de mayo de 2010

A 143,5 CENTÍMETROS DE DISTANCIA

Fue así cómo se perdió el amor. Cuando empezamos a establecer exactamente las reglas para que pudiera manifestarse...



Hoy he estado en una estación de tren y he descubierto que la distancia que separa los raíles es de 143,5 centímetros ó 4 pies y 8,5 pulgadas ¿Por qué esta medida tan absurda? Le pedí a mi novia que descubriera la razón y he aquí el resultado:

Porque al principio cuando construyeron los primeros vagones de tren, usaron las mismas herramientas que se utilizaban para la construcción de carruajes.

¿Por qué los cuarruajes tenían esa distancia entre las ruedas? Porque las antiguas carreteras se hicieron con esa medida, ya que sólo así podían circular los carruajes.

¿Quién decidió que las carreteras debían hacerse con esa medida? Y he aquí que, de repente, llegamos a un pasado muy distante: los romanos, primeros grandes constructores de carreteras, lo decidieron ¿Por qué razón? Los carros de guerra eran conducidos por caballos, y al ponerlos uno al lado del otro, los animales de la raza que usaban en aquella época ocupaban 143,5 centímetros.

De esta manera, la distancia entre los raíles que he visto hoy, usados por nuestro modernísimo tren de alta velocidad, fue determinada por los romanos. Cuando los emigrantes fueron a Estados Unidos a construir ferrocarriles, no se preguntaron si sería mejor cambiar el ancho, y siguieron con el mismo patrón. Esto llegó a afectar incluso a la construcción de los transbordadores espaciales: los ingenieros norteamericanos creían que los tanques de combustible debían ser más grandes, pero eran fabricados en Utah, había que transportarlos en tren hasta el Centro Espacial de Florida y no cabían en los túneles. Conclusión: tuvieron que resignarse a lo que lso romanos habían decidido como medida ideal.

¿Y qué tiene que ver esto con el matrimonio? Tiene mucho que ver.... En un momento dado de la historia apareció alguien y dijo: cuando nos casamos, las dos personas deben permanecer congeladas el resto de su vida. Caminaréis el uno al lado del otro como dos raíles, obedeciendo ese exacto patrón. Aunque algunas veces uno de los dos necesite estar un poco más lejos o un poco más cerca, eso va contra las reglas. Las reglas dicen: sed sensatos, pensad en el futuro, en los hijos. Ya no podéis cambiar, debéis ser como los raíles: la distancia entre ellos es la misma en la estación de partida, en medio del camino o en la estación de destino. No dejéis que el amor cambie, ni que crezca al principio, ni que disminuya en el medio; es arriesgadísimo. Así pues, pasado el entusiasmo de los primeros años, mantened la misma distancia, la misma solidez, la misma funcionalidad. Servís para que el tren de la superviviencia de la especie siga hacia el futuro: vuestros hijos serán felices si parmanecéis como siempre habéis estado: a 143,5 centímetros de distancia el uno del otro. Si no estáis contentos con algo que nunca cambia, pensad en ellos, en los niños que habéis traído a este mundo.

Pensad en los vecinos. Demostrad que sois felices, que hacéis churrasco los domingos, que veis la televisión, que ayudais a la comunicad. Pensad en al sociedad: vestíos de modo que todos sepan que entre vosotros nos hay conflictos. No miréis a los lados, alguien puede estar viéndoos y eso es una tentación, puede significar divorcio, crisis, depresión...

Sonreid en las fotos. poned fotografías en el salón para que todos las veas. Cortad la hierba, haced deporte para permanecer congelados en el tiempo. Cuando el deporte ya no mejore vuestro aspecto, haceos la cirugía plástica. Pero no olvidéis nunca: estas reglas se establecieron en algún momento y tenéis que respetarlas. ¿Quién estableció las reglas? Eso no tiene importancia, no os hagáis jamás ese tipo de preguntas, porque serán válidas siempre, aunque no estéis de acuerdo con ellas.

(Pablo Coelho "El Zahir")

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