sábado, 29 de agosto de 2009

Manifiesto de un escultor

Este es el manifiesto de un escultor que esculpe la vida. Y aunque hoy esta geometría habla de mí, de mi caracter y mi naturaleza, hay que seguir desbastando más la figura...

...porque la forma más bella todavía no está labrada, porque todavía hacen daño ciertas aristas...

Este reto consiste en cuestionar mis propias creencias, aunque esto atente contra mi identidad. Este aprendizaje, esta iniciativa personal, es un compromiso a largo plazo en el que la conquista del verdadero amor se ha convertido en el camino y la meta. Entiendo que aún me queda mucho por aprender, por entender, por cambiar, por aceptar, por mejorar... Como herramientas traeré mi compromiso, mi honestidad, mi energía y mi actitud.

Estoy aprendiendo que no tengo que poner toda la motivación de mi vida en una persona pero también que si estoy en una relación sana me debo involucrar al cien por cien y comprometerme en lo bueno y en lo malo. Estoy aprendiendo a no sobrepasar el límite en el que me haga daño a mi mismo. Y es que no hacer caso de las propias necesidades, no amarse, no practicar la asertividad, ya sea para buscar la aprobación de los demás, o por una entrega sacrificada, me acaban llenando de insatisfacción.

Debo aceptar que no se debe rogar amor y que una relación de pareja no es para vivir angustiado. También acepto que en el amor, como en cualquier otra cosa de la vida, existen los tropiezos, las caidas y los dolores, y que el miedo lo único que hace es dificultar más las cosas.

Entiendo que la comodidad que me brinda la rutina es falsa., porque la vida está en constante cambio. Acepto que los planes puedan desaparecer en un instante, porque el futuro se mueve como él desea y no como a mi me de la gana. Si este me permite hacer algunas cosas sobre él, debo estar agradecido y no lamentándome por lo que no pude hacer.

Debo aceptar el final cuando es un final. Para que la partida de quien quiero no me haga sentir despreciado, humillado o rechazado. Para no ser tan sensible al abandono. Para no terminar creyendo que me dejaron por hacer mal las cosas. Para poder aceptar que, simplemente, funcionó el tiempo que tuvo que funcionar. Para no arrastrarme poniéndome de alfombra a los pies de nadie. Si la vida me demuestra que aquello en lo que puse mi corazón no ha funcionado, debo aceptarlo, llorando, desahogándome y renaciendo como la nueva persona que seré.

Aprendo a aceptar que a quien le agrade hoy no es seguro que lo haga mañana. Y eso no tiene por qué ofenderme si lo acepto. Si acepto que a veces las personas no pueden dar mas. Si acepto que quien esté conmigo tiene derecho a no estarlo y a que yo ya no le guste. Si acepto que a quien amo tiene derecho a tomar sus propias decisiones, auqnue a mi no me satisfagan.

Estoy aprendiendo a centrarme en las personas importantes de mi vida para comprometerme mejor y en mayor grado con ellas. Quiero llegar a ser una persona más cálida y emotiva, más expresiva y generosa. Estoy aprendiendo a ser menos egocéntrico y más generoso con ellos (generoso con mi tiempo, con mis cosas, con mis inquietudes e ideas).

También quiero aprender a mostrarme más flexible, a preocuparme menos, a confiar en mi intuición y a no repetir errores del pasado que me causen tanto dolor. Quiero aprender a amar de una manera más sana y equilibrada, tanto a mi como a mi pareja. Quiero aprender a decir que no cuando ese amor no sea sano y verdadero.

Debo recordar que a veces, lo bueno se obtiene esperando y que presionando se arruina. Por eso es necesario tener paciencia, esperar tranquilamente y recordar... que la impaciencia es el producto de un impulso emocional que pronto pasará... que la impaciencia asfixia a quien está conmigo... que la presión se puede convertir en falta de respeto... que tomar una decisión mientras estoy impaciente es peligroso, porque estoy influido por un estado emocional extremo y pierdo toda objetividad. Ahí no va mi verdad. Va mi impulso, mi compulsión, y podría hacer algo de lo que me arrepienta. Además si soy paciente no veré el tiempo como un sufrimiento.

Pero sobre todo, debo aprender que nunca dejaré de aprender, y que mientras continúo aprendiendo, debo permitirme vivir y sentir. Y ahora que me recupero de los dolores que sufrí, lo único que me queda es tomar un gran suspiro y decirme a mi mismo... VUELVO A EMPEZAR PERO CON MÁS CAMINO RECORRIDO.

No hay comentarios:

Publicar un comentario