
La naturaleza del depredador realmente no entiende de esas reglas porque su naturaleza es atacar, ir a saco ante cualquier chica interesante. A T. le pasó que nunca se había juntado con un depredador hasta hace poquitos meses... y cuando salían y su amigo atacaba, T. como buen entendedor de sus reglas, le dejaba cancha, no interponiéndome en sus métodos de seducción. La paradoja ocurrió cuando la situación se revirtió y fue T. quien intentaba conocer a una chica y le pidió apoyo. Está claro que esta vez falló la complicidad...
T. no se siente en el papel de víctima, solo me lo cuenta porque quiere comprender cómo actúan los demás. Y termina su café diciéndome que como todo buen mecanismo habrá que terminar engrasándolo para no pisarnos los pies unos a otros... Aun así dudo de si escopiones y sapos pueden compartir su habitat... será cuestión de aceptación supongo. Para ilustrarlo, nada mejor que un cuento. A lo mejor mucha gente ya lo conoce... yo lo descubrí hace poco...
Un río se interpuso en el camino de un escorpión. Éste, aprovechó que frente a él vió a medio sumergir a un sapo. El escorpión le pidió de favor que lo subiera en su lomo, y lo llevara hasta la otra orilla para cruzar el río. El sapo respondió: ¿Acaso crees que soy tonto? Si te subo en mi lomo, seguro me picarás y moriré. El escorpión dijo entonces: ¡¿Cómo se te ocurre?! Si yo te picara, moriría contigo. Claro que no lo haré. El sapo decidió ayudar al escorpión y, cuando estaban cruzando el río, el sapo recibió una picadura mortal. Cuando ambos se hundían y estaban a punto de ahogarse, el sapo reclamó: ¿Por qué lo hiciste? A lo que el escorpión respondió: Lo siento sapo, no pude evitarlo... es mi naturaleza.
(Dedicado con cariño a Balaguer y Juanma)
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