sábado, 9 de enero de 2010

ESCORPIONES Y SAPOS

Hoy toca otra historia. T. es una persona lista e inteligente, pero demasiado cándida en ocasiones. Nos encontramos hace días por casualidad y decidimos tomar un café sobre la marcha. La conversación acabó derivando hacia los intríngulis de la seducción. T. me exponía la teoría de dividir a la gente en depredadores o estrategas T. se considera a sí mismo un estratega y como tal elije cuándo y cómo mover ficha... se mueve bien en conversaciones bis a bis, en pequeños encuentros que van forjando ese juego de conocerse, intimar o crear química. Y aun siendo conocedor de la existencia de depredadores, siempre entendió que existían reglas lógicas que entre colegas había que mantener... una de ellas sería algo así como... "si yo estoy trabajándome a una chica, si entras... que sea para ayudarme, no para levantármela". Como dice él, conocer a gente nueva en general es un momento en el que uno se pone en juego, como persona y como chico, y si lo tiene que hacer acompañado por alguien, quiere estar seguro de su compañía, de que hay complicidad y confianza. "De no ser así, mejor estar sólo..." dice.

La naturaleza del depredador realmente no entiende de esas reglas porque su naturaleza es atacar, ir a saco ante cualquier chica interesante. A T. le pasó que nunca se había juntado con un depredador hasta hace poquitos meses... y cuando salían y su amigo atacaba, T. como buen entendedor de sus reglas, le dejaba cancha, no interponiéndome en sus métodos de seducción. La paradoja ocurrió cuando la situación se revirtió y fue T. quien intentaba conocer a una chica y le pidió apoyo. Está claro que esta vez falló la complicidad...

T. no se siente en el papel de víctima, solo me lo cuenta porque quiere comprender cómo actúan los demás. Y termina su café diciéndome que como todo buen mecanismo habrá que terminar engrasándolo para no pisarnos los pies unos a otros... Aun así dudo de si escopiones y sapos pueden compartir su habitat... será cuestión de aceptación supongo. Para ilustrarlo, nada mejor que un cuento. A lo mejor mucha gente ya lo conoce... yo lo descubrí hace poco...

Un río se interpuso en el camino de un escorpión. Éste, aprovechó que frente a él vió a medio sumergir a un sapo. El escorpión le pidió de favor que lo subiera en su lomo, y lo llevara hasta la otra orilla para cruzar el río. El sapo respondió: ¿Acaso crees que soy tonto? Si te subo en mi lomo, seguro me picarás y moriré. El escorpión dijo entonces: ¡¿Cómo se te ocurre?! Si yo te picara, moriría contigo. Claro que no lo haré. El sapo decidió ayudar al escorpión y, cuando estaban cruzando el río, el sapo recibió una picadura mortal. Cuando ambos se hundían y estaban a punto de ahogarse, el sapo reclamó: ¿Por qué lo hiciste? A lo que el escorpión respondió: Lo siento sapo, no pude evitarlo... es mi naturaleza.

(Dedicado con cariño a Balaguer y Juanma)

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